VISTAZO AL FUTURO
Otra tarde más volvía casa. La lluvia convertía un paseo agradable en un infierno húmedo y frío. Paró en el McDonalds y compró arroz tres delicias. Era su cena habitual desde hacía tres años, desde que Marisa consiguió el visado y emigró a Xiang Mehn. Él intentó llegar de ilegal, pero la policía de aduanas del Partido Comunista Liberal Chino le pilló y fue deportado. Juró que volvería a intentarlo, pero al volver encontró trabajo en el centro vacacional tropical de Santander y allí se quedó. No se vivía mal allí, y menos si hablabas mandarín o cantonés. Los turistas chinos encontraban gracioso la forma de hablar en chino de los occidentales.
Llegó a su portal. Se quitó la ropa mojada y se puso un albornoz. Encendió la tele. Su programa favorito acababa de empezar. Básicamente se trataba de un reality en que diez españoles eran encerrados en una fábrica y debían construir muñecas españolas a bajo coste, y el jurado, unos niños norcoreanos no debían distinguirlas de unas de las buenas fabricadas en Pyongponyang. A las peores se les nominaba y el expulsado acababa trabajando en las petroleras del desierto de Doñana.
Se conectó a Mega-Net. Tras borrar los 2936 mensajes de spam, comprobó su correo. Solo había un pedido de riñón. En sus horas libres, sacaba partido a sus estudios de ingeniería genética y clonaba ilegalmente para vender en la red. Desde la creación de la Fé Verdadera, resultado de la fusión de la Iglesia Católica, el Islam, el Judaísmo, el Hinduismo y el club de Fans de Britney Spears, el ejército Monoteísta prohibía la ruptura del monopolio de la Fé con respecto a la clonación, el aborto, los anticonceptivos y la pornografía infantil. Y los métodos para evitar que nadie entrase en el negocio eran duros. Ya le decía su madre que estudiase una carrera de provecho como Filología Clásica o Estudios Futbolísticos, pero no. Él era un idealista y pensó que podría acabar con la esterilidad congénita del género masculino.
Se quedó dormido delante del televisor mientras el presidente del gobierno de turno (está vez correspondía al presidente de Daewoo Spain S.A.) acababa su discurso tranquilizador sobre la lluvia ácida que estaba acabando con Lavapies y Chamberí.
Empezó a soñar en Marisa. La imaginaba en su trabajo de empleada del hogar en una casa de Shangai, con ese vestido tan corto, agachada mientras limpiaba, y él se acercaba, la levantaba, le desabrochaba el vestido y ….Le despertó un ruido intenso. Era la alarma de Google.com. Era un sueño no permitido, por no encontrarse al corriente del pago. Saco su tarjeta visa de médicos sin fronteras y pagó. En seis minutos llamaron a su puerta. Él abrió, y el empleado de google.com le tumbó, le arrulló, le tapó con las mantas, le conecto el ordenador en su occipital derecho y le inyectó su dosis de morfina y sedante. Y él, feliz y tranquilo fue cerrando sus ojos y empezó a soñar con Marisa, bebiendo Coca Cola®, conduciendo su Ford Asian®, a la vez que comían en Burguer King™ e iban a los cines Ster™ a ver “Star Wars© Eipisodio LXXVII;”., muy tranquilo mientras sabía que sus sueños pagaban impuestos para levantar el país. ¿O qué pensabas?¿Que los sueños son gratis?